Resultados del ISRD Jalisco: Cuestionario de Autoinforme de Conductas Delictivas aplicado a jóvenes del AMG

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MENTTE CEDAT | CONVENIOS

  • El Área Metropolitana de Jalisco, es pionera en la implementación del instrumento en México, con presencia en América Látina.

Generar evidencia sobre el impacto de la violencia en los jóvenes, es una potencial herramienta para desarrollar programas costo-eficientes de intervención temprana; el ISRD (International Self-Report Delinquency Study) por sus siglas en inglés, es un instrumento aplicado en 39 países, que a través de metodologías científicas, estudia los patrones delictivos y de victimización en adolescentes, con el propósito de documentar información fidedigna, cuantitativa, econométrica y un análisis espacial del Área Metropolitana de Guadalajara.

El instrumento de investigación fue aplicado por primera vez en México, en 5 municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara los cuales fueron el referente para implementar 1,011 encuestas, en 27 instituciones estatales, federales y particulares de nivel secundaria, con adolescentes de 12 a 16 años de edad (una muestra representativa de la población escolarizada). El resultado de este esfuerzo, fue materializado gracias a la cooperación interinstitucional entre la Coordinación General Estratégica de Desarrollo Social y la organización de la sociedad civil Mentte CEDAT y las instituciones educativas participantes.

En el evento de presentación de resultados, se contó con la presencia de Pedro Díaz Arias, Subsecretario de Educación Básica, Marco Ocegueda Sánchez, Director de Proyectos Transversales y Estratégicos, Lic. María Esparza López, Codirectora de Mentte CEDAT, Mtro. Rubén David Castañeda Torres, Codirector de Mentte CEDAT, Dra. Aurea Grijalva Eternod, Coordinadora de Criminología de la Universidad de Guadalajara.

“La Zona Metropolitana de Guadalajara es pionera, al ser la sede de la implementación de este tipo de instrumento en América Latina, el estudio fue aplicado antes de la pandemia, ahora el reto que tenemos es ver qué nos dejó la pandemia. Tenemos una muy buena línea base para poder saber dónde se general las condiciones o situaciones que pueden llevar a una persona a cometer un delito; la pregunta es: ¿en la casa?, ¿en la calle?, ¿en la escuela?. Con esto se puede generar evidencia y tener un punto de partida para intervenir”, explicó el Director de Proyectos Transversales y Estratégicos, Mtro. Marco Ocegueda Sánchez.

La Dra. Aurea Grijalva Eternod, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y encargada de coordinar el estudio, presentó la interpretación de los resultados, destacando que los principales hallazgos, pueden utilizarse para realizar correlación entre variables, establecer causa-efecto y visualizar un panorama del alcance del instrumento en términos de violencia, ya que cuando se aborda el tema desde un punto de vista académico, existe una escasez de datos en un entorno donde hay altos niveles de cifra negra, como por ejemplo: se calcula que aproximadamente el 90% de los delitos en México no llega al conocimiento de la autoridad. La técnica implementada para aplicar el instrumento es el autoinforme, que permite obtener información de primera mano de jóvenes tanto víctimas como victimarios, y posteriormente generar teorías criminológicas para tomar decisiones basadas en evidencia.

Los principales ítems incluidos en el estudio, están relacionados con antecedentes, contexto familiar y escolar, victimización, tiempo libre, autocontrol, percepción de violencia en el entorno, conductas antisociales y delictivas, contacto con la policía, uso de sustancias, valores institucionales sociales, involucramiento con pandillas o grupos criminales. Algunos datos relevantes indican que más del 60% de la población juvenil, ha sido alguna vez víctima de la violencia. Los delitos más reportados fueron: castigo físico, robo simple y cyberbullying.

El Subsecretario de Educación Básica, Pedro Díaz Arias, destacó la importancia de construir una agenda que involucre a los directivos de las instituciones para analizar los resultados, dar continuidad a los resultados del estudio y comenzar a consolidar estrategias dirigidas a la prevención desde los espacios educativos.

Analizar cada una de las variantes, representa un reto para el personal docente y las instituciones educativas, puesto que, de acuerdo con los resultados y la muestra representativa, más de la mitad de los alumnos han sido víctimas o victimarios de algún suceso relacionado con violencia, y en su gran mayoría, no han recibido ningún tipo de atención. Con evidencia científica, es posible consolidar comunidades de apoyo a través de la implementación de programas para atender a la población vulnerable e impulsar políticas públicas para prevenir la violencia desde los primeros indicios.

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